
Con la ayuda mágica de su hada madrina, Cenicienta pudo ir al baile y logra bailar con el Príncipe sin que ella imaginara siquiera quién era y se enamoro de él, pero a las doce de la noche está obligada a volver a casa, porque la magia termina a esa hora. Abandona precipitadamente el castillo, dejando en el viaje uno de sus zapatitos de cristal. Él también se enamora de ella y realiza una búsqueda para encontrarla ordenando que se probara a cada doncella del reino el zapatito olvidado en la escalera mientras corría de regreso a casa. El gran duque cumple con el mandato probando la zapatilla en todas las doncellas casaderas. Después de un largo recorrido, el gran duque llega a casa de Cenicienta, y prueba el zapatito en sus hermanastras, pues la madrastra al descubrir que fue Cenicienta quien bailó esa noche con el príncipe, la encierra en la torre para que ésta no tenga oportunidad de probárselo pero, con la ayuda de sus amigos los ratones y demás animalitos, logra escapar y cuando baja para probárselo, la madrastra provoca que se rompa la zapatilla y el gran duque se pone muy mal pues el rey le cortaría la cabeza de no encontrar a la doncella, y sin zapatito sería imposible encontrarla. Pero Cenicienta tiene el otro par y con la sorpresa de su madrastra le prueban el zapatito y la lleva a palacio sin ninguna duda de que ella es el verdadero amor del príncipe, se casan y viven felices para siempre.
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