miércoles, 6 de junio de 2012

Blacncanieves y los siete enanitos

Había una vez, una pequeña princesa que tenía el cutis blanco como la nieve, los labios y mejillas rojos como la sangre, y los cabellos negros como el ébano. Su nombre era Blanca Nieves.

A medida que crecía la princesa, su belleza aumentaba hasta el punto que su madrastra, la reina, se puso muy celosa. Llegó un día en que la malvada madrastra no pudo tolerar más su presencia y ordenó a un cazador que la llevara al bosque y la matara. Como ella era tan joven y bella, el cazador se apiadó de la niña y le aconsejó que buscara un escondite en el bosque.
Blanca Nieves corrió tan lejos como se lo permitieron sus piernas, tropezando con rocas y troncos de árboles que la lastimaban. Por fin, cuando ya caía la noche, encontró una casita y entró para descansar. Todo en aquella casa era pequeño, aunque muy sucio. Blancanieves con ayuda de los animales del bosque, logran limpiar y embellecer el hogar. luego, al encontrar una escalera decide subir y ver que habia. Alli encontro la habitación de los enanos con las 7 camitas. La princesa, cansada, se echó sobre tres de las camitas, y se quedó profundamente dormida.
Cuando llegó la noche, los dueños de la casita regresaron. Eran siete enanos, que todos los días salían para trabajar en las minas de diamantes, muy lejos, en el corazón de las montañas.
-¡Caramba, qué bella niña! -exclamaron sorprendidos al ver a Blanca Nieves-. ¿Y cómo llegó hasta aquí?
Se acercaron para admirarla con cuidado de no despertarla, aunque sus esfuerzos fueron en vano. Blanca Nieves despertó, y al ver a los enanos ella los llama para conocerlos. Al entrar en confianza, ella cuenta su historia.
Blanca Nieves pide asilo para protegerse de la malvada reina, y, a cambio, ella se ocuparía de cocinar y de mantener el hogar limpio. Vivía muy alegre con los enanos, preparándoles la comida y cuidando de la casita. Todas las mañanas se paraba en la puerta y los despedía con un beso en la frente, cuando los enanos salían para su trabajo.
Pero ellos le advirtieron:
-Cuídate. Tu madrastra puede saber que vives aquí y tratará de hacerte daño.
La madrastra, que, en realidad, era una bruja, y consultaba a su espejo mágico para ver si existía alguien más bella que ella, descubrió que Blanca Nieves vivía en casa de los siete enanos. Se puso furiosa y decidió matarla ella misma. Disfrazada de vieja, la malvada reina preparó una manzana con veneno, cruzó las montañas y llegó a cabaña de los enanos.
Los animales del bosque vieron a la reina e intentaron persuadiría sin éxito alguno, ya que Blanca Nieves se los impedía. Al ver que no podrían salvarla, comenzaron a correr en dirección hacia la mina de los enanitos, para advertir a estos últimos de lo que está pasando en su casita ya que saben de que Blancanieves podría estar en peligro.
Blanca Nieves, recibe la manzana con el fin de probarla para cumplir sus deseos puesto que fue engañada por la bruja. Esta ultima le hizo creer que si la mordía sus deseos se harían realidad
Al darse cuenta de que Blancanieves cayó, la reina grito riéndose maliciosamente que ahora era las más bella. Sin embargo nada más salir de la casa se desató una tormenta, agregando de que los enanitos advertidos por los animales del bosque de la presencia de la reina, venian raudamente y comenzaron a perseguirla; esta comenzó a correr entre tropezones hasta trepar un cerro , tras ella los enanitos les seguían.
Al llegar a la parte alta del cerro, la reina, en un último intento por deshacerse de los enanitos coge una rama y con ella trata de mover una roca para que ruede en dirección hacia los enanitos, pero cuando ya estaba a punto de lograrlo, un relámpago origina un derrumbe de rocas haciendo que la reina caiga al vacío y la roca también pero en dirección hacia ella. Los enanitos al llegar a la parte alta observan atónitos la escena y dos buitres que también vieron vuelan en dirección hacia abajo.
De vuelta a la casita , los siete enanitos encontraron a Blanca Nieves en el suelo. No respiraba ni se movía. Los enanos lloraron amargamente porque la querían con delirio. Por tres días velaron su cuerpo, que seguía conservando su belleza -cutis blanco como la nieve, mejillas y labios rojos como la sangre, y cabellos negros como el ébano.
-No podemos poner su cuerpo bajo tierra -dijeron los enanos. Hicieron un ataúd de cristal, y tras colocarla allí, la llevaron a un jardín, rodeada de flores y luz. Todos los días los enanos iban a velarla.
Un día el príncipe, que paseaba en su gran caballo blanco, vio a la bella niña en su caja de cristal y pudo escuchar la historia de labios de los enanitos. Como el ya estaba enamorado de Blanca Nieves le da un primer y ultimo beso. Entonces ella despertó de su largo sueño. Hubo gran regocijo, y los enanos bailaron alegres mientras Blanca Nieves aceptaba ir al palacio y casarse con el príncipe. Y fueron felices para siempre.

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